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Evangelio - La Palabra Del Día

viernes 05 de diciembre de 2025

Viernes Adviento 1ª Semana 1ª de Salterio

Día de San Sebas
Tiempo Adviento

Textos

Pronto, muy pronto, el Líbano se convertirá en vergel, y el vergel parecerá un bosque. Aquel día, oirán los sordos las palabras del libro; sin tinieblas ni oscuridad verán los ojos de los ciegos. Los oprimidos volverán a alegrarse en el Señor, y los pobres se llenarán de júbilo en el Santo de Israel; porque habrá desaparecido el violento, no quedará rastro del cínico; y serán aniquilados los que traman para hacer el mal: los que condenan a un hombre con su palabra, ponen trampas al juez en el tribunal y por una nadería violan el derecho del inocente. Por eso, el Señor, que rescató a Abrahán, dice a la casa de Jacob: «Ya no se avergonzará Jacob, ya no palidecerá su rostro, pues, cuando vean sus hijos mis acciones en medio de ellos, santificarán mi nombre, santificarán al Santo de Jacob y temerán al Dios de Israel». Los insensatos encontrarán la inteligencia y los que murmuraban aprenderán la enseñanza.

R/. El Señor es mi luz y mi salvación.

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? R/.

Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo. R/.

Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. R/.

Cuando Jesús salía de allí, dos ciegos lo seguían gritando: «Ten compasión de nosotros, hijo de David». Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos y Jesús les dijo: «¿Creéis que puedo hacerlo?». Contestaron: «Sí, Señor». Entonces les tocó los ojos, diciendo: «Que os suceda conforme a vuestra fe». Y se les abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente: «¡Cuidado con que lo sepa alguien!». Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda la comarca.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios nos visitará un sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y sombras de muerte, para guiar nuestros pasos en el camino de la Paz” (Lc 1, 78-79). Y ese sol mesiánico es Jesucristo, en quien se encarnó “la Luz verdadera que estaba en el principio junto a Dios, que brilla en la tiniebla e ilumina a todo hombre” (Jn 1, 2-5.9). Y uno de los signos de su presencia es que “los ciegos ven” (Mt 11,5). Hoy Jesús aparece devolviendo la vista a dos ciegos, que reconocen su poder de devolverles la vista: es su misión, iluminar. También, en este tiempo de Adviento, necesitamos su luz para reconocer su venida y su presencia entre nosotros. “¡Caminemos a la luz del Señor!” (Is 2,5).