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Evangelio - La Palabra Del Día

miércoles 15 de octubre de 2025

Miércoles Ordinario 28ª Semana 4ª de Salterio

Día de Santa Teresa de Jesús
Tiempo ordinario

Textos

Así obra el que teme al Señor, el que observa la ley alcanza la sabiduría. Ella le sale al encuentro como una madre y lo acoge como una joven esposa. Lo alimenta con pan de inteligencia | y le da a beber agua de sabiduría. Si se apoya en ella, no vacilará, si se aferra a ella, no quedará defraudado. Ella lo ensalzará sobre sus compañeros y en medio de la asamblea le abrirá la boca. 6Encontrará gozo y corona de júbilo, y un nombre eterno recibirá en herencia. 

R/. Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R/.

El cielo proclama tus maravillas, Señor,
y tu fidelidad, en la asamblea de los ángeles.
¿Quién sobre las nubes se compara a Dios?
¿Quién como el Señor entre los seres divinos? R/.

Dios es temible en el consejo de los ángeles,
es grande y terrible para toda su corte.
Señor de los ejércitos, ¿quién como tú?
El poder y la fidelidad te rodean. R/.

Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo. R/.

Porque tú eres su honor y su fuerza,
y con tu favor realzas nuestro poder.
Porque el Señor es nuestro escudo,
y el Santo de Israel nuestro rey. R/.

En aquel momento tomó la palabra Jesús y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Mística, doctora, renovadora del Carmelo, andariega…, los perfiles de esta mujer son variados, pero todos arrancan de un punto centrar: la pasión por Cristo y por la pasión de Cristo. Cristo en su humanidad fue su libro de  contemplación y de su espiritualidad. Sus escritos, profundos, no son, sin embargo, una composición erudita ni fruto de especulaciones sino resultado de su vivencia mística obtenida en la oración, porque “quien a Dios tiene, nada le falta, solo Dios basta”. Desde ahí Teresa escribió “las Moradas”, que no son sino una senda, por etapas, para alcanzar, traspasar y descansar en la Casa del Señor. En ella se cumplen las palabras de Jesús cuando da gracias al Padre por “haber revelado estas cosas a los humildes y sencillos”, pues como dirá ella: “humildad es caminar en la Verdad”.