El Domingo de Ramos nos vuelve a reunir en comunidad para proclamar, con gozo y fe, que Cristo es el Rey que viene en nombre del Señor. En la Parroquia La Inmaculada y Santuario de Fray Leopoldo, los fieles se congregaron con ramos de olivo en mano, símbolo de paz y esperanza, para dar comienzo a la Semana Santa.
Entre cantos y oraciones, el eco del “¡Hosanna!” se alzó en el templo, mientras las palmas y los olivos rememoraban aquella entrada humilde de Jesús en Jerusalén. No es un gesto solo simbólico: es una invitación a acoger al Señor en lo más profundo del corazón, tal como lo hacía Fray Leopoldo, con sencillez, humildad y entrega.
Además de adornar nuestros hogares, las ramas bendecidas nos recuerdan que la verdadera victoria no es la del poder, sino la del amor entregado. Por eso, este día une la Alabanza y la Cruz: se escucha la alegría del pueblo que aclama, y al mismo tiempo, se proclama la Pasión del Señor.
Que el olivo que este día sostenemos sea también un signo de nuestra decisión de seguir a Jesús durante esta Semana Santa hasta resucitar con Él.
Hermanos Capuchinos